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Los resultados electorales y la ilusión monetaria

Diario EL Cronista Comercial
por: Alejandro González Escudero

Los resultados electorales y la ilusión monetaria

Sabemos que decidimos nuestro voto por factores diversos. Por supuesto que los económicos no son los únicos, pero también es cierto que tienen una gravitación significativa. Comparemos las elecciones del 2011 con las del 2013. El gobierno perdió la friolera de 20 puntos, pasando del 54% al 34% de los votos. ¿Cuáles fueron las razones de tamaña sangría? Se habló de inseguridad, pero los índices de delitos y los casos resonantes ocurrían tanto antes como ahora. Se mencionó la gravedad de la corrupción. Pero recordemos que en 2011 había explotado el caso Schoklender pocas semanas antes de la elección. También se menciona el absolutismo del Gobierno, aunque el actual no parece distinto al de dos años atrás, si se observa como fue el proceso que designó al candidato a Vicepresidente por parte del oficialismo, Amado Boudou.

Entonces, ¿qué ocurrió? Nos queda la economía. Tratemos de encontrar una variable económica que explique el deterioro electoral del Gobierno. Es decir, lo que se conoce como variable proxy, por tener un comportamiento que anticipa o refleja los valores que tomará otra variable. Cuesta encontrar un factor macroeconómico que haya tenido una pérdida de desempeño de tamaña amplitud. Observemos que entre 2011 y 2013 el PBI tuvo una leve mejora. El desempleo disminuyó algo. El sector externo siguió mostrando saldos favorables (aunque algo menores), las reservas disminuyeron pero en una proporción no tan grande, la recaudación aumentó muy significativamente, los compromisos externos se pudieron cumplir sin que por el momento deban soportarse consecuencias severas por no arreglar el tramo de deuda en default todavía pendiente (la de los famosos fondos buitres). Hasta los ingresos de la población, sea para quienes cobran sueldos o jubilaciones, crecieron a una tasa muy importante.

Por qué, si esto es así, tantos entusiastas del 2011 abandonaron a los candidatos del Gobierno en el 2013. Falta incluir un factor clave. Y es que en 2011 muchos votantes lo hicieron bajo la influencia de la llamada ilusión monetaria, la cual se puso en evidencia para el 2013 y pasó de ilusión a desilusión. El fenómeno conocido como ilusión monetaria tiene vieja data. Uno de los primeros en explicarlo fue Irving Fisher, quien aplicó a la economía el concepto de números índices y así midió la inflación. La ilusión monetaria consiste en creer que si se recibe una suma mayor de dinero se ha aumentado el nivel de ingresos y se pueden cambiar las pautas de gasto o ahorro por parte de la población. Con muchos ejemplos, ya clásicos, Fisher mostró cómo la gente era engañada cuando teniendo más dinero en términos nominales disminuía su poder de compra. La ilusión monetaria sirve para esconder o disimular la inflación.

¿Qué pasó en la Argentina?

Si comparamos la evolución del precio del dólar con respecto al índice de variación salarial veremos resultados sorprendentes. Partiendo de setiembre de 2009, año en que el Gobierno perdió las elecciones, y llegando al mismo mes de 2011, al borde del histórico triunfo del oficialismo, el dólar pasó de 3,85 a 4,22, con un módico incremento del 10%. En cambio, el índice salarial se incrementó un impactante 61% (el índice pasó de 55,19 a 88,81). Esto significa que el salario mejoró en términos de valor dólar de 2009 a 2011 un 47%. Un milagro económico que debería estar reflejando un incremento en la productividad de nuestro país único en el mundo. El gobierno consiguió avanzar del 33% al 54% del caudal electoral. La ilusión monetaria parecía real: Con la mayor cantidad de pesos que se recibían se compraban todavía más dólares. ¿Se podía esperar otro resultado electoral? Sin embargo, la ilusión duró poco. Unos días después de aquellas elecciones comenzó el tristemente célebre cepo cambiario. Desde entonces la inflación y en este análisis el valor de una ?mercadería? (el dólar) dejaron atrás a los aumentos nominales de ingresos. El índice salarial creció un promisorio 57%, pero el precio del dólar blue entre setiembre de 2011 y ese mes de 2013 fue del 113% (de 4,22 a 9). Esto representa una pérdida de capacidad de comprar dólares con los salarios del 26%. Con una población que todavía guarda una memoria colectiva bastante entrenada para entender lo que la inflación y las variaciones en el tipo de cambio significan, la evidencia del fin de la ilusión monetaria se hizo consciente con rapidez. Y el gobierno perdió 20 puntos en la elección del 2013 con respecto a la del 2011. Las ilusiones, especialmente en economía, duran poco tiempo.

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