Artículos de Prensa

Recordando a la primavera de Praga en Buenos Aires

EL Cronista
por: Alejandro González

Recordando a la primavera de Praga en Buenos Aires

Veamos esta agenda: Aumentar la libertad de prensa, la libertad de expresión, la libertad de circulación y permitir la salida del país sin restricciones. Posibilitar un gobierno multipartidista. Desarrollar el federalismo dentro del país. Limitar el poder de los organismos estatales de control que investigan a las personas.

Mantener buenas relaciones con otras naciones, aunque no se tenga con ellos afinidad ideológica. Desarrollar la economía vinculándola con el exterior para unirse a la ?revolución científico-técnica en el mundo?. Recompensar a los trabajadores por sus cualificaciones y competencias técnicas, aumentando la cooperación entre obreros, gente del campo, intelectuales y técnicos. Cubrir los cargos públicos y de las empresas del estado con gente capaz y cuadros expertos, reduciendo la burocracia, a fin de incrementar la competitividad frente a los países capitalistas. Lograr que no existan clases antagónicas acercando a todos los grupos sociales.

Parece hecha casi a la medida de lo que un importante sector de la sociedad argentina le reclama al gobierno. Sin embargo, pertenece al ?Programa de Acción? y al documento ?Las dos mil palabras? que un grupo de reformistas de Checoslovaquia trataron de llevar adelante en su país en 1968, frente a la asfixia que imponía la Unión Soviética en los países que controlaba en el Este de Europa, en lo que se conoció como la Primavera de Praga.

El movimiento fue impulsado por intelectuales y tuvo un líder político, Alexander Dubcek, que trató de instaurar este plan de reformas entre enero y agosto de 1968, la primavera en el hemisferio norte. Tuvo un gran éxito con la población, pero no gustó a los líderes soviéticos. Para frenar ?el socialismo con rostro humano? necesitaron nada menos que 200.000 soldados y 2.300 tanques con los cuales invadieron el país. Después de vencer la resistencia pacífica de la población, sometieron a los líderes reformistas, acusándolos de ser enemigos del modelo, presionaron a Dubcek para que anule los cambios realizados y a los cuatro meses lo destituyeron, asignándole como nueva tarea, la de ser controlador de guardaparques.

Los soviéticos con los sumisos funcionarios locales que le respondían volvieron a limitar las libertades civiles, a tratar de desarrollar una economía sobre la base de la planificación estatal sin la injerencia del mercado y reanudaron el asfixiante control de las personas por parte de la policía. La Primavera de Praga inspiró otros movimientos de libertad, como la Primavera de Pekín en 1977. El Muro de Berlín cayó 21 años después y Dubcek volvió al poder nuevamente en 1989, dos décadas más tarde.

La Primavera de Praga tuvo una influencia política y cultural muy importante, que se reflejó en la literatura y el cine, como por ejemplo la novela ?La insoportable levedad del ser? de Milan Kundera. Parece difícil de imaginar en el mundo de hoy que gobiernos autoritarios, aunque se digan inspirados en el progresismo o la lucha de clases, puedan tener éxito en sociedades relativamente cultas, comunicadas y deseosas de mejorar su situación y vivir en paz y libertad.

Es poco probable que puedan sobrevivir en el poder durante 20 años, como lo hicieron penosamente los soviéticos a fines del siglo pasado. Como dice una poesía: ?Podrán cortar todas las flores, pero no detendrán la primavera?.

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